
Fuente: Semana.com
Melissa Alvarez Barquero.
Barack Obama, presidente de Estados Unidos fue galardonado con el premio Nobel de la Paz, el pasado viernes 9 de octubre, generando una gran controversia entre quienes están a favor y quienes están en contra.
“Wow”, fue la reacción del secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs al recibir la inesperada noticia proveniente de Peter Maer, periodista de CBS News.
El presidente del Comité de los Nobel, el ex primer ministro noruego, Thorbjön Jagland, junto con los cinco miembros del comité, por unanimidad decidieron que Obama merecía el reconocimiento por fortalecer la diplomacia internacional y la democracia entre los pueblos.
“Es importante que el Comité reconozca a la gente que lucha y que es idealista a la vez”, señaló Jagland.
El mandatario estadounidense, aceptó humildemente el Nobel y aseguró que no lo ve como una recompensa a su obra, sino al liderazgo de Estados Unidos en nombre de las aspiraciones de miles de personas en todo el mundo.
“Sé que, a lo largo de la historia, el premio Nobel no sólo se ha dado para honrar un logro determinado, sino también para impulsar una serie de causas”, agregó el gobernante.
Entre los argumentos a favor de Obama, se habla del cambio en el tono de la política internacional, la confianza de la población mundial a que el presidente tomará las decisiones correctas, anunciar el retiro de las tropas estaunidenses en Irak, tratar de impulsar la paz para solucionar el conflicto árabe-israelí entre muchas otras.
Quienes están en contra aseguran, que son puras promesas de Barack Obama, más que actos concretos.
De un bando o del otro, lo seguro es que Obama fue premiado más por su historia y por sus metas, que por sus acciones y logros.
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